viernes, julio 11, 2008

Historia de la Gastronomía Peruana – Parte 3



“Con la larga experiencia habían alcanzado tanta inteligencia de la agricultura que nosotros habemos aprendido dellos todo el modo de sembrar y beneficiar sus semillas y mucho para el beneficio de las nuestras, como es la manera de guanear o estercolar los sembrados en algunas partes, que es muy particular y diferente de cómo se hace en España, y otros semejantes usos”.

Bernabé Cobo.

Repercusión de los Alimentos en el Culto:

Entre los pueblos importantes de la sierra, el culto al sol o Inti tenía la más grande significación, mientras que entre la mayoría de los pueblos de la costa se adoraba a la luna o Mamaquilla. Los habitantes de la sierra necesitaban del calor del sol que calentaba sus tierras frías y era fuente de vida. En la costa el culto a la Luna tenía que ver con las mareas, de gran importancia para los pescadores, que traían el sustento para los habitantes de esa zona. Además la luna era considerada como señora de las estrellas que guiaba a los pescadores en las noches oscuras.

Asimismo, tanto en la costa como en la sierra, se practicó el culto a Pachacamac considerado el creador de la tierra; Pachamama era la madre tierra, así como Cochamama la madre de las aguas. El dios Wiracocha, fue considerado el creador de todas las cosas y la misma esencia de la vida.

Repercusión de los Alimentos en los Mitos:

La significación profunda de los alimentos sugirió a los antiguos peruanos la idea de que las fuerzas divinas habían creado los alimentos y transformado al mundo en un lugar placentero con muchas plantas y animales.

Cuentan las leyendas acerca del origen de los alimentos, inspiradas siempre en la mano de algún dios, que con sólo su voluntad hacía brotar maíz, papas, ocas, mashuas, yucas, plátanos y demás plantas que cultivaban.


Repercusión de los Alimentos en el Arte

Los antiguos peruanos solían representar en sus ceramios, textiles y orfebrería, toda clase de plantas y animales, además de sus formas de comer y beber.

Gracias a estas representaciones es que ahora podemos conocer la antigüedad de nuestros alimentos y el origen de ellos.


Las Técnicas Agrícolas

Los indios de Alto y Bajo Perú son hidráulicos por instinto, conducen por derivación el agua a través de las montañas de modo que parecería que sube a ellas, hacen sus nivelaciones a la simple vista entre los puntos extremos, dando a la acequia la inclinación correspondiente, miden con el pie el volumen cúbico del agua que corre y calculan con precisión la cantidad que sale en una toma…”

Bartolomé Mitre.

Las técnicas agrícolas incaicas estuvieron asociadas a ritos y festividades religiosas, las que más tarde fueron perseguidas por sacerdotes católicos "para extirpar idolatrías” Estos ritos y fiestas religiosas estaban vinculados a los grandes ciclos de las faenas agrícolas, cuya prohibición provoco la perdida de muchos cultivos con la desaparición de innumerables productos y el empobrecimiento de la alimentación de los peruanos.

La agricultura en el antiguo Perú, de dimensión sin paralelo en el mundo, no sólo tuvo una inmensa repercusión en el proceso social, político y económico, sino que influyó en otros sectores culturales.

Manejo del Agua

“ Donde se ve una cosa que es de notar por ser muy extraña y es que ni del cielo se ve caer agua ni por él pasa río ni arroyo y está lo más del valle lleno de sementeras de maíz y de otras raíces y árboles de frutas. Es cosa notable de oír lo que en este valle se hace, que para que tenga la humidad necesaria, los indios hacen unas hoyas anchas y muy hondas en las cuales siembran y ponen lo que tengo dicho y con el rocío y humidad es Dios servido se críe…”

Cieza de León

La extraordinaria agricultura de los incas no hubiera sido posible sin el incomparable manejo del agua, indiscutible fuente de vida, para lo cual se hicieron gigantescas obras hidráulicas que aún no han podido ser superadas.

Gracias a la notable construcción de canales fue posible transformar las desérticas tierras de la costa o chala en campos de cultivo. Mediante la sistemática derivación de las aguas por medio de canales se tenía en cuenta las necesidades de riego en los valles.

En la actualidad aún funcionan muchas de estas obras en el valle de Yauca, así como en Ica la gran Achirana del Inca. Los canales de recorrido más largo son: valle de Tumbes, río Chira; en Arequipa el canal que viene de Picchu-picchu; otro en la hacienda de Talambo entre Pacasmayo y Guadalupe, en Lambayeque; el canal que corre en el río Chancay, Lambayeque. Por otro lado, tenemos el imponente acueducto cerca de Facalá, que fue construido por los antiguos habitantes que conducían el agua desde muy lejos. No se puede calcular lo gigantesco de esta obra si no se recorre y observa este antiguo monumento que atestigua el grado de perfección del arte de irrigar a que habían llegado los antiguos peruanos.

Otros grandes canales se edificaron por toda la costa. En la sierra también se observan apoteósicas obras de irrigación como la de Cumbemayo, a una altura de 3,700 msnm, con un curso en zigzag para impedir que las aguas se deslicen precipitadamente.

Garcilaso de la Vega cuenta de un canal mandado a hacer por el Inca Wiracocha, en lo alto de las sierras de Parco y Piruy, así como “inmensas acequias que cubren todo el Contisuyu y corren de sur a norte más de ciento cincuenta leguas”.

Se han conservado muchos ejemplos que demuestran que los constructores de estos canales perforaban la roca para conducir el agua a través de las montañas. En Nazca, los canales subterráneos aún están en uso.

A. Regal comenta: “Se han localizado 28 acueductos cada uno con nombre propio, comprendiendo en total 15,000 metros de canales descubiertos y 5.700 de galerías subterráneas.

Un medio sumamente importante para defender los terrenos cultivados era la canalización de los ríos, cuyo mejor ejemplo se encuentra en Pisac donde se regula el curso del Urubamba para evitar la dañina erosión durante las crecidas. Describe Soria Lenz los monumentales muros defensivos contra las inundaciones y desbordes. Este sistema comprende una especie de diques gigantescos en forma de embudos construidos a ambos lados de la corriente.

La política hidráulica de los antiguos habitantes de la sierra se organizaba con el aprovechamiento de las lagunas de los glaciares. Mediante la derivación del agua por medio de canales se evitaba el desborde de las aguas represadas detrás de los canchales y se aprovechaba las necesidades de riego de los valles.

Uno de los más hermosos ejemplos de la transformación de los suelos se da en la construcción de los andenes o terrazas de suaves ondulaciones que reproducen las faldas de los cerros y fueron llamadas pata. La construcción de estas terrazas ofrece un testimonio elocuente del gran esfuerzo realizado. Estos fueron “laboratorios” en los que se experimentó con diversos métodos para domesticar alimentos, transformando plantas como la papa, que era una mata insignificante con frutos venenosos y tubérculos amargos e incomibles y fue convertida en el primer nutriente humano con miles de variedades nativas que sólo se producen en el Perú.

El uso de los huachaques es aún más asombroso. Estos eran hendiduras construidas para la agricultura, a manera de piscinas. Una de las halladas tiene 500 metros de longitud por 90 de ancho y 10 de profundidad, que se usaban para sembrar en el fondo aprovechando la humedad que había cerca de la capa freática.

Otro método de sembrío fue la de los mahomas que en quechua significa rezumarse, y eran ahuecamientos artificiales que se hacían a la ribera de los ríos para captar el agua y sembrar como “estanques sin agua” o “chacras sin riego”

El Abono


En la costa se usó para abono gran cantidad de pescado. Se sembraba utilizando las cabezas de anchoveta para fertilizar la semilla sembrada, como cuenta Cieza de León, quien dice que cada grano de maíz era fertilizado con una o dos cabezas de sardina para que prosperase.

El abono más importante era el guano, que era producido por el excremento de las aves marinas que se acumulaban en la costa, sobre todo en las islas, en grandes capas. Guano o huanu significa en quechua, estiércol o abono.

Las principales aves que producen este producto son los guanayes. El zoólogo R. Cushman Murphy, llamaba al guanay “el ave más valiosa del mundo”.

Los hallazgos muestran que el guano se conoce desde tiempos preincas, en la antigua cultura de los mochicas. Los señores del Cuzco implantaron una sabia legislación, acerca de la cual, escribió Garcilaso “…Al tiempo de la cría, a nadie era lícito entrar en las islas so pena de la vida, porque no los asombrasen y echasen de sus nidos.” Con la misma pena estaba prohibido matar a los pájaros.

Por mandato del Inca, cada isla estaba reservada a una de las provincias.


En la sierra se abonaba con la takia o excremento de los auquénidos, así como con cal y ceniza. Las referencias históricas señalan que los altos rendimientos de la agricultura se debieron al abonamiento intenso utilizado por la gran cantidad de auquénidos, alrededor de 48 millones.

El abono se utilizo para regenerar la tierra cansada, logrando una tierra rica para la producción de alimentos

Gloria Hinostroza 10/07/2008

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