sábado, junio 30, 2007

Historia de la Gastronomía Peruana - Cocina Cuzqueña - Las recetas

El Capchi de Setas

Las setas fueron muy apreciadas en el Perú de los incas. En la época de lluvias, las setas cubren los campos cuzqueños y deleitan los paladares más exigentes.

*Capchi de Setas

Ingredientes:

½ Kilo Setas
¼ “ Habas peladas
¼ “ Cebollas
½ “ Papas blancas
50 Grms. Ajos
2 Chdas- *Ají mirasol molido
1 Rama *Cincho, *Huacatay
1 Tarro Leche
½ Kilo Queso fresco serrano
½ Chdta. Pimienta molida
½ “ Cominos molidos
150 ml. Aceite vegetal
½ Lt. Fondo claro (caldo)

Preparación:

Freír en el aceite los ajos majados y la cebolla finamente picada (brunoise), agregar el ají y el fondo (caldo) así como el huacatay.

Picar las setas en láminas y agregarlas. Dejar cocer 10 minutos, añadir la leche, las papas sancochadas y majadas, las habas blanqueadas (cocidas en agua con sal, destapadas) y el queso desmenuzado.

Dar un hervor y servir en platito hondo.

*Capchi de Setas. Receta original inédita de la autora.
* Ají mirasol (Capsicum bacatum)
*Cincho (Tagetes elliptica Smith)
*Huacatay (tagetes minuta L.)

Gloria Hinostroza 30/06/2007

jueves, junio 28, 2007

Historia de la Gastronomía Peruana - Cocina Limeña – Las recetas



El Picante de Camarones


El camarón o yukra, en quechua, (Cryphiops caemetarius o Macrobrachium) de delicada y jugosa carne, fue alimento del hombre peruano desde tiempos prehistóricos y era destinado a los reyes y su corte.

Cuenta la leyenda que su Illa mágica o Camarón madre, con caparazón de esmeralda y ojos de rubí, habita en las oquedades de los ríos de Arequipa, extendiéndose hacia toda la costa norte.

Narran las crónicas coloniales que el río Rímac tenia tal abundancia de estos crustáceos que habían pueblos camaroneros en ambas márgenes y, durante la colonia, debían tributar a las autoridades con este producto.

La cerámica mochica y nasca ha perennizado su imagen en huacos artísticamente elaborados.

El camarón es un producto exclusivo de estas tierras y con él se preparan diversos platos extraordinarios, muchos de ellos, prehispánicos.



*Picante de Camarones


Tiempo de Preparación: 20 Minutos
Tiempo de Cocción: 20 Minutos

Ingredientes:

1 Kilo Camarones medianos
4 Unid. Camarones grandes
2 Unid. *Rocotos rojos
1/2 Taza Vinagre
30 Gramos Ajos pelados
50 Gramos Mantequilla
50 Gramos Pecanas peladas
2 Tazas Fondo claro
2 Tajadas Pan de molde grande
1/2 Taza Leche evaporada
1 Taza Crema de leche
50 Gramos Queso parmesano
4 Unid. Papas amarillas


Preparación:


1- Limpiar los camarones separando las colas de los cuerpos y pelándolas. Pasarlas ligeramente por agua hirviendo con sal y jugo de limón. Dar un hervor a los camarones grandes y reservar.
.
2- Saltear los cuerpos en un poco de mantequilla hasta que se pongan rosados, entonces agregarles el caldo y darles un hervor, luego licuarlos y colarlos reservando el caldo obtenido.

3- Aparte freír en el resto de mantequilla los ajos finamente picados, agregarles los rocotos previamente cocidos en agua con sal y vinagre hechos puré, echar las pecanas picadas grueso, el caldo que se reservó, el pan licuado con leche, la crema y el parmesano, por último mezclar con las colas.

4- Servir con papas sancochadas, adornando con los camarones grandes.

* Del libro de la autora Pescados y Mariscos ( Premio Gourmand 2004 - Best Fisch and Seafood Book)
* Ají rocoto: Capsicum Pubescens


Gloria Hinostroza 28/06/2007

lunes, junio 25, 2007

Historia de la Gastronomía Peruana - Cocina Limeña – Las recetas

El Sudado de Pescado


Nuestras costas, que recorren el territorio del Perú de norte a sur, poseen las más variadas especies de peces de deliciosa carne que, desde tiempos remotos, fueron el sustento de los habitantes de la chala o costa.

En el antiguo Perú se comía el pescado en diversas preparaciones: en barbacoa, rokros (guisado), chupis (sopas), en kanka (a la brasa), asado y también crudo. Se comía pescado fresco y seco llamado challuacharqui o cucho.

El sudado de pescado es un plato muy popular que se hace en diferentes versiones en cada provincia. En el norte con mero o con ojo de uva, o con tollito mantequero marinado en chicha y en el sur y en Lima con cojinova, chita o corvina, perfumado con vino de la región.


*Sudado de Pescado

Tiempo de preparación: 15 Minutos
Tiempo de cocción: 20 Minutos



Ingredientes:

800 Gramos Filete de *Corvina grande o *Cojinova u otro
pescado de carne blanca
1 Kilo Huesos de pescado
2 *Limones sutil
3 Cebollas medianas
1/2 Kilo Tomates
1 Ramito Hierbas (laurel, orégano, romero, *paico)
30 Gramos Ajos pelados
2 Cubitos Caldo Oscuro
4 Cuchdas. Sillao (salsa de soya)
1 *Ají Amarillo fresco
1 *Pimiento Morrón grande
2 Vasos Vino blanco
4 *Cebollitas Cambray (Chinas)
3/4 Taza Aceite de Oliva

Preparación:

1- Poner en una olla con un litro de agua los huesos de pescado, dos cebollas cortadas en cuartos, la mitad de los ajos picados, la mitad de los tomates cortados en cuartos, el ramito compuesto de hierbas, los cubitos de caldo y un vaso de vino, dejando cocer durante media hora. Luego pasar por el chino y guardar.

2- Cortar los filetes en cuatro porciones y sazonarlos con sal, pimienta y jugo de limón.

3- Soasar el pimiento y pelarlo, cortándolo en tiras anchas, cortar la cebolla en pluma y los tomates pelados, a lo largo; las cebollitas en trozos grandes y el ají en rodajitas finas.

4- Saltear ligeramente en el aceite los ajos molidos y agregarles el vino, el sillao y el caldo. Colocar la salsa en una olla de baño de María, poner el pescado y colocar encima los pimientos, el perejil y culantro picados finamente, las cebollitas y alrededor, el ají, cebollas y tomates. Tapar con papel de aluminio y cocer durante 20 minutos.

5- Servir enseguida acompañado de yucas o papas cocidas.


*Corvina – Argyrosomus regius
*
Cojinova – Gin hirasu
* Limón
sutil . Citrus aurantifolia
*
Paico - Chenopodium ambrosioides
*
Ají amarillo - Capsicum baccatum
*
Pimiento – Capsicum annum var. annum
*
Cebolla Cambray (China) – Allium cepa var. Aggregatum
* Del Libro de la autora Pescados y Mariscos (Premio Gourmand 2004 - Best Fisch and Seafood Book)

Gloria Hinostroza 25/06/2007

viernes, junio 22, 2007

Historia de Gastronomía Peruana – Cocina Limeña – Las recetas


La Papa Rellena


"La papa, es la más humilde y sin duda la más importante de las conquistas humanas en el dominio de la alimentación"
"
Xavier Domingo.

...No hay nada en el mundo más peruano que la papa... base y cimiento de la peruanidad, desde antes del Incario." Afirma en sus crónicas el Corregidor Mejía.

La domesticación de la papa en el Perú se remonta a ocho mil años. Su cultivo se extendió por costa, sierra y selva y se convirtió en uno de los principales nutrientes de los antiguos peruanos.

Lo más portentoso de los hombres precolombinos fue el haber domesticado ese fruto, que en sus orígenes era insignificante, amargo y del tamaño de una avellana. Fue cambiando en las manos de los campesinos, que guiados por los amautas o sabios del reino llegó a tener más de mil variedades.

La papa es un producto sin el cual no habría sido posible la vida de la numerosa población en los Andes.

Cuenta la leyenda que los auquillos o espíritus protectores, vigilan las chacras de papas y en gratitud los agricultores dejan sus pagos u ofrendas una vez al año.

La papa en la actualidad se consume en todo el mundo, es cultivada en 130 países con una producción anual de alrededor de 300 millones de toneladas métricas, según la FAO.

Los principales platos que en la actualidad hacemos con papa son los más populares en nuestra Cocina: Papas rellenas, Papas a la huancaína, Papas chunias, Chuño cola, Puré, Papas fritas, Croquetas, Ajiacos, Locros, entre muchos.

La Papa Rellena tiene influencia española a partir de la antiquísima empanada, que es fuente de inspiración para muchos potajes con relleno o jigote.


*Papas Rellenas


Tiempo de preparación: 20 Minutos
Tiempo de cocción: 40 Minutos

Ingredientes:

400 Gramos Papas blancas
400 Gramos Papas amarillas
6 Huevos
300 Gramos Carne de lomo o bistec
1 Cebolla roja
20 Gramos Ajos pelados
1/2 Cucharada Pimienta molida
1/2 Cucharadita Cominos molidos
2 Ajíes panca (Capsicum baccatum –seco y tostado)
1 Ají amarillo fresco (Capsicum baccatum)
½ Taza Caldo oscuro o de cubitos
50 Gramos Pasas
100 Gramos Aceitunas de botija
4 Ramas Perejil
1 Taza Harina
1 Taza Aceite vegetal

Preparación:

1- Cocer en agua hirviendo las papas sin pelar. Cuando estén blandas, escurrirlas y pelarlas.

2- Molerlas con el prensapapas y sazonarlas con sal, pimienta y dos yemas de huevo. Amasarlas bien para que queden los ingredientes mezclados.

3- Aparte, picar la carne en brunoise (finamente) sazonándola con sal, pimienta y cominos; saltearla en un poco de aceite, para agregar la cebolla y ajos picados en la misma forma. Apenas empiecen a dorar, agregar el ají panca tostado y molido, así como el caldo, pasas, el ají amarillo y el perejil, picados.

4- Para armar las papas colocar un poco de masa en la mano enharinada, aplastándola; poniendo en el centro el relleno de carne, un trozo de huevo duro y aceitunas, cerrándola y apretando con las dos manos. Pasarlas por dos huevos batidos con dos cucharadas de agua. Luego enharinarlas y freírlas en aceite caliente.

5- Servirlas con Salsa criolla o Salsa *huacatay al rocoto.


*Huacatay (Tagetes minuta)

* Del libro de la autora Cocina Limeña



Gloria Hinostroza 22/06/2007

jueves, junio 21, 2007

Historia de la Gastronomía Peruana – Cocina Limeña – Las Recetas


El Tiradito de Pescado


En el antiguo Perú, Urpaywachaq era la diosa de los peces y protectora de los pescadores. Tenía su templo en Pachacamac con un estanque lleno de una gran variedad de peces.

En el incario el pescado se consumía fresco o secado en tendales o en plataformas empedradas cubiertas de sal, en las que se asoleaba durante tres a cinco días.

Fernández de Oviedo cuenta como los indios hacían cecial el pescado:

“...sin le echar sal. Abren el pescado, e cavan en tierra hasta un palmo de hondo, e cúbrenlo allí de tierra, e está así enterrado cinco o seis días, e cabo dellos sácanlo curado, e sabe mucho mejor que el buen pescado cecial de Galicia e Irlanda, e tan enjuto, e se tiene después así todo el tiempo que quieren."

Al llegar los conquistadores, encontraron miles de pescadores en toda la costa que proveían de pescado a todo el territorio.

En el norte, los pescadores acostumbran cortar el pescado en tiras que aplanan con el machete, alimento que es consumido casi crudo con limón.

Luego, la cocina nikei refinó el Tiradito, que cortado a manera de sashimi, es sazonado con ají, especias y jugo de limón.


* Tiradito de Pescado


Tiempo de preparación: 20 Minutos
Tiempo de cocción: 30 Minutos


Ingredientes:


1 1/2 Kilos Lenguado entero
1/2 Cuchda. Pimienta entera
1/2 Cuchda Pimienta molida
1 Cebolla Roja
1 Apio
6 Ramas Perejil
6 Ramas Culantro
30 Gramos Ajos pelados
4 Ajíes Limo rojos (Capsicum sinense)
12 Limones

Preparación:


1- Limpiar el pescado, separar la carne de los huesos y sacarle la piel.

2- Poner en una olla con poca agua la cabeza y espinazo del pescado, junto con la cebolla cortada en cuartos, la mitad del apio, tres ramas de perejil y tres de culantro, cuatro dientes de ajos y la pimienta entera. Hervir durante media hora, luego colar y reservar.

3- Cuadrar los filetes guardando los recortes. Sazonar los recortes con sal, pimienta, ajos picados, apio en trozos, dos ajíes limo sin pepas y el jugo de la mitad de los limones. Luego licuarlos brevemente en baja velocidad. Enseguida colar y guardar.

4- Picar muy finamente dos ramas de apio, culantro, perejil, ajos y ajíes, sazonarlos con sal, pimienta y jugo del resto de los limones. Añadir el caldo concentrado y la leche de tigre. (Del pescado licuado)

5- Cortar los filetes en láminas muy finas e irlos acomodando en un plato o fuente algo hondos dándoles forma de abanico. Sazonarlos con sal y pimienta para luego bañarlos con la salsa. Servir de inmediato.

* Del libro de la autora Pescados y Mariscos (Premio Gourmand 2004 - Best Fisch and Seafood Book)


Gloria Hinostroza 21/06/2007

miércoles, junio 20, 2007

Historia de la Gastronomía Peruana - Cocina Limeña – Las recetas

*Causa Colonial con Escabeche de Camarones


Tiempo de preparación: 20 Minutos
Tiempo de cocción: 30 Minutos


Ingredientes:


¾ Kilo Papas Amarillas
6 Ajíes Amarillos frescos (Capsicum baccatum)
2 Limones
1/4 Taza Aceite de oliva
3/4 Taza Aceite vegetal
1/2 Cuchda Pimienta molida
20 Gramos Ajos pelados
1/2 Kilo Cebollas rojas chicas
2 Ajíes Panca (Capsicum baccatum –seco y tostado)
1/2 Taza Vinagre tinto
3/4 Kilo Camarones medianos
3 Hojas Laurel
1/2 Taza Maicena
3 Huevos
4 Aceitunas de Botija
100 Gramos Queso fresco serrano
1 Escarola


Preparación:


1- Cocer las papas en agua hirviendo con sal, pelarlas y molerlas calientes con el prensapapas.

2- Aparte, limpiar de pepas cuatro ajíes amarillos y saltearlos con un diente de ajo en el aceite de oliva, molerlos en la licuadora y agregarlos a las papas molidas así como la sal, pimienta y jugo de un limón. Amasar hasta que esté todo bien mezclado y suave.

3- Cortar las cebollas en cuartos y freírlas en el aceite vegetal hasta que empiecen a cocerse, entonces, agregar dos cucharadas de ajos picados muy finamente, dos ajíes amarillos cortados en tiras gruesas, el laurel y el ají panca. (Tostado, limpio de pepas, remojado y molido)

4- Enseguida echar el vinagre, dejando hervir hasta que se evapore y suavice su acidez, agregando por último el coral de los camarones.

5- Pelar las colas de los camarones, sazonarlas con sal, pimienta y jugo de limón.

6- Batir un huevo con dos cucharadas de agua y colocar en esta preparación los camarones, para después pasarlos por la maicena y freírlos.

7- Para servir colocar en una fuente o en cada plato, unas bolas de causa, salsa de escabeche, colas de camarón, tajadas de huevo duro y queso, aceitunas y hojas de escarola.



* Del libro de la autora Pescados y Mariscos (Premio Gourmand 2004 - Best Fisch and Seafood Book)

Gloria Hinostroza 20/06/2007

martes, junio 19, 2007

Historia de la Gastronomía Peruana - Cocina Norteña – Las recetas

*Cebiche de Conchas de Pala

Tiempo de preparación: 30 Minutos
Tiempo de cocción: 10 Minutos

Ingredientes:


4 Docenas Conchas de pala
12 Limones
6 Ajíes limo (Capsicum sinense)
6 Dientes Ajos pelados
1/4 Cucharada Pimienta molida
1 Cebolla roja
4 Ramas Culantro
4 Ramas Perejil
100 Gramos Zarandaja (Lablab purpureus)
100 Gramos Maíz para *cancha
1 Camote grande
1 Lechuga


Preparación:

1- Quitar la valva y lavar bien las conchas.

2- Sazonarlas con sal, pimienta, ajos, ají, culantro y perejil finamente picados.

3- Agregar el jugo de los limones y dejar encurtir.

4- Servir con las cebollas cortadas en pluma bien lavadas, bañadas con el jugo del cebiche, acompañando con cancha, camote y zarandajas sancochados, adornando con la lechuga.


* Cancha –Maíz seco y tostado

* Del libro de la autora Pescados y Mariscos (Premio Gourmand 2004 - Best Fisch and Seafood Book)

Gloria Hinostroza 19/06/2007

lunes, junio 18, 2007

Historia de la Gastronomía Peruana - Cocina Norteña – Las recetas


*Cebiche de Langostinos


Tiempo de preparación: 30 Minutos
Tiempo de cocción: 10 Minutos

Ingredientes:


600 Gramos Langostinos medianos
12 Limones
1/4 Cucharada Pimienta molida
6 Ajíes limo (Capsicum sinense)
4 Ramas Culantro
4 Ramas Perejil
4 Dientes Ajos pelados
2 Cebollas rojas
100 Gramos Zarandaja (Lablab purpureus)
100 Gram Maíz para *cancha
1 Camote
4 Hojas Lechuga


Preparación:


1- Poner en una olla con dos tazas de agua, una cebolla cortada en cuatro, con sal, pimienta y dos dientes de ajo. Hervir durante 15 minutos. Entonces colar, volver al fuego y cuando rompa a hervir, echar los langostinos lavados y limpios de la venita oscura, sazonados con jugo de limón y sal, dejándolos en el fuego hasta que empiecen a hervir nuevamente.

2- Colar y reservar el caldo.

3- Poner los langostinos en un tazón y sazonarlos con sal y pimienta y culantro, perejil, ajíes y ajos finamente picados.

4- Poner 1/2 taza de caldo en la licuadora con dos dientes de ajo y tres ajíes limo. Licuar y colar.

5- Agregar a los langostinos el jugo de los limones y el caldo licuado.

6- Servir con zarandajas sancochadas, camotes, cancha, cebolla finamente cortada y bañada con el jugo del cebiche, adornando con hojas de lechuga.

* Cancha –Maíz seco y tostado
* Del libro de la autora Pescados y Mariscos (Premio Gourmand 2004 - Best Fisch and Seafood Book)

Gloria Hinostroza 18/06/2007

domingo, junio 17, 2007

Historia de la Gastronomía Peruana - Cocina Norteña - Las recetas

*CHINGUIRITO


Tiempo de preparación: 20 Minutos
Tiempo de cocción: 30 Minutos

Ingredientes:


400 Gramos Pez Guitarra seco
1/2 Kilo Huesos de pescado
1/4 Kilo Recortes de pescado
4 Ajíes arnaucho (capsicum conicum)
10 Limones
1/4 Cucharadita Pimienta
1/4 Atado Culantro
4 Dientes Ajos
1 Lechuga
1 Cebolla roja
2 Kilos Zarandaja (Lablab purpureus)
1/2 Kilo Yucas


Preparación:


1- Poner a cocer, durante media hora, los huesos de pescado en agua que los cubra con una cebolla y dos dientes de ajo. Luego colar y guardar el caldo.

2- Sazonar los recortes de pescado, con sal, pimienta, dos dientes de ajo, dos ajíes sin pepa y el jugo de cinco limones.

3- Para hacer la leche de tigre: Poner en la licuadora los recortes con todo el aderezo y media taza de caldo,. licuar y colar.

4- Remojar el pez guitarra y cortarlo en láminas finas (como virutas). Sazonar con sal, pimienta, ají y culantro finamente picado, el jugo de los limones restantes y la leche de tigre, dejando marinar durante media hora.

5- Servir con cebolla cortada finamente en pluma y lavada. Acompañar con zarandajas y yucas sancochadas, adornando con hojas de lechuga.


* Del libro de la autora Pescados y Mariscos (Premio Gourmand 2004 - Best Fisch and Seafood Book)

Gloria Hinostroza 17/06/2007

sábado, junio 16, 2007

Historia de la Gastronomía Peruana - Cocina Norteña - Las recetas

*Cebiche de Tollo Mantequero o de Mero Murique


Tiempo de preparación: 20 Minutos
Tiempo de cocción: 40 Minutos


Ingredientes:


700 Gramos Tollo Mantequero o Mero en filete
1 Kilo Huesos de pescado
4 Ajíes limo (Capsicum sinense)
1/4 Ramo Culantro
1/4 Cucharadita Pimienta molida
4 Dientes Ajos pelados
12 Limones grandes
2 Cebollas
1/2 Kilo Yucas
1/2 Kilo Camotes
1/2 Kilo Zarandajas (Lablab purpureus)
1 Lechuga


Preparación:


1- Poner a cocer, durante media hora, los huesos de pescado en agua que los cubra con una cebolla cortada en cuartos y dos dientes de ajo. Luego colar y reservar el caldo.

2- Cuadrar los filetes de pescado y poner los recortes en un tazón con sal, pimienta, los ajos que quedan y dos ajíes limo sin pepas; agregarles la mitad del jugo de los limones y media taza de caldo, licuándolos y pasándolos por un colador de malla para obtener la leche de tigre.

3- Cortar los filetes en dados y sazonarlos con sal, pimienta, ají limo y culantro finamente picado, luego agregar el jugo de limón que queda y sacudir bien para agregar la leche de tigre que se preparó.

4- Servir con la cebolla cortada finamente y bien lavada. Bañar con el jugo y acompañar con zarandajas, camotes y yucas sancochados. Adornar con hojas de lechuga.


* Del libro de la autora Pescados y Mariscos (Premio Gourmand 2004 - Best Fisch and Seafood Book)

Gloria Hinostroza 16/06/2007

jueves, junio 14, 2007

Historia de la Gastronomía Peruana XII - Fiestas y Tradiciones Limeñas

Lima fue la misteriosa ciudad de los oráculos, con un dios temido y respetado por los reyes incas y el pueblo. Pachacamac, el señor de los temblores, era el dios profundamente venerado por los curacas o sacerdotes que habían levantado un hermoso templo construido en piedra tallada, con figuras zoomorfas y antropomorfas. Había además un recinto dedicado a Urpay Huachac, diosa de los peces que tenía un estanque con todas las especies marinas del reino.

Lima situada en el reino del Perú o Pirue poseía desde entonces, una gastronomía íntimamente ligada a su historia en la que los alimentos tuvieron calidad de sagrados. Los antiguos peruanos no establecían diferencias entre lo material y lo espiritual, considerando que los alimentos estaban dotados de sentimientos humanos, atribuyéndoles amor, odio, alegría o pena como lo expresan en sus huacos: chirimoyas tocando una quena, maíces guerreando, las papas lloraban si las pelaban, etc.

En Lima, los habitantes, como en todos los pueblos de la chala o costa, se alimentaban en sus etapas tempranas de pescados y mariscos para luego convertirse en grandes agricultores. Los alimentos que consumían en su comida diaria incluían deliciosos choclos tiernos de dientes apretados, extraordinarias papas –entre sus más de mil variedades, yucas, camotes dulces y melosos, zapallos, tomates, paltas, chirimoyas, lúcumas, fresas, así como carnes diversas de patos o ñuñumas, de perdices o yutus, de pavos o arunchas, entre otros.

Al llegar los europeos el choque cultural fue inmediato y rápidamente la gastronomía fue cambiando en el mundo entero. Las costumbres de los habitantes de estas tierras fueron siendo extirpadas. Sin embargo, en realidad, sólo se sustituyeron por las extranjeras. Por ejemplo, la costumbre prehispánica de pasear a sus reyes momificados en andas fue cambiada por la española de sacar en procesión a sus santos católicos.

En el Perú prehispánico hubo múltiple cantidad de festividades que marcaban el inicio y cosecha de cada uno de los alimentos.

Siendo el maíz el más importante producto alimenticio de los antiguos peruanos, su siembra y su cosecha se dieron con importantes fiestas. Capac sutuwa o fiesta de la siembra que se inicia enterrando una ofrenda que consiste en el llampu o maíz en polvo de una variedad de colores, hojas de coca y chicha. Luego continuaba la celebración en medio de gran algarabía en donde las mujeres lucían flores en sus tocados y preparan sus mejores potajes con mucha chicha de jora para una gran cantidad de participantes quienes se encargaban del arado y de echar las semillas cantando una canción llamada el harawi. El Aymuray de la cosecha y la fiesta del Inti Raymi, en la que se le agradece al sol por haber convertido una planta insignificante que era el maíz primitivo, que tenía espinas y era amargo, en el extraordinario fruto del Valle Sagrado, un maíz -o sara en quechua, de enormes dientes apretados y dulces.

Al llegar los españoles los credos fueron cambiados y las fiestas autóctonas fueron reemplazadas por las cristianas.

Lima se convirtió en la ciudad más importante de América y las limeñas se hicieron famosas por su belleza y el lujo de sus vestidos de terciopelo y seda, sus joyas y sus perfumes. El despilfarro en la mesa fue signo de riqueza y las fiestas se daban por “quítame estas pajas” Antaño todo lo resolvíamos con comilonas: “¿Casorio? Comilona; ¿Bautizo? Comilona; ¿Cumpleaños? Gran comilona…” Nos cuenta El Corregidor Mejía.

La Pascua, Año nuevo, Carnavales, Fiestas patrias, religiosas y patronales -entre las que destacan la procesión del Señor de los Milagros; la procesión de la Virgen del Carmen; Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres fueron motivo de grandes fiestas con reventón de castillos y fuegos artificiales. Las vivanderas en derroche de manjares deliciosos y fraganciosos: Butifarras, Chicharrones, Causa limeña, Arroz con pato, Carapulca, Pavo relleno, Chancho asado -“cuchi kanka”, Seco, Rocotos relleno, Ocopa, Pepián de pavo, Picante de camarones, chupes, locros. Y los dulces limeños: Arroz con leche almendrado, Maná, Bienmesabe, Ranfañote, Suspiros a la limeña. No podían faltar tampoco en las procesiones los Anticuchos y Picarones, mientras los vendedores de Turrón de doña Pepa recorrían las calles limeñas con ese exquisito dulce de harina yemas y caramelos multicolores.

Gloria Hinostroza 14/06/2007



miércoles, junio 13, 2007

Historia de la Gastronomía Peruana XI - La Gran Cocina del Perú Republicano


La República llega al Perú después de una fuerte corriente intelectual que proponía ideas de libertad y tenencia de la tierra.

Lima, la ciudad más importante de América, se encontraba en el apogeo de una vida lujosa que la hacía merecer ser llamada "El depósito de todos los tesoros del Perú". Sus habitantes eran inclinados a la magnificencia en sus trajes de finísimas telas, encajes, perlas y pedrerías; además se podía contar más de cuatro mil calesas, que eran los carruajes acostumbrados en aquella época.

En la primera mitad del siglo XVIII se incrementó el gusto por las celosías, los balcones tallados, azulejos, zaguanes y espejos de agua en los jardines.

Con la ascensión de los borbones al trono de España, el Perú se fue afrancesando con construcciones inspiradas en Versalles: La Quinta de Presa, La torre de Santo Domingo, o la portada lateral de La Merced. Se construyó un anfiteatro o coliseo de gallos y la Plaza de Acho, así como el primer café de Lima en la calle de Bodegones. Se introduce además el gusto por algunos potajes con recetarios franceses que llegan a los conventos para ser desarrollados por las manos de las monjas, verdaderas cultoras de la gastronomía de aquella época: el Merengue o Suspiro, la Charlotte y los helados de crema, entre otras delicias, se introducen en nuestra culinaria.

La ola emancipadora crecía en América y, al llegar a las playas del Perú el general José de San Martín, se logró en la tierra de los Incas la libertad del Nuevo Mundo.

Cumpliendo un acuerdo del Ayuntamiento se declaró al Perú libre e independiente y los pobladores pudieron ver con entusiasmo como flameaba la primera bandera nacional.

Fue el apogeo de la literatura costumbrista con Felipe Pardo y Manuel Ascensio Segura. Este último describe en cada instante, con gracia e ironía, a las tapadas, los bailes y las comidas. Pancho Fierro, nos narra en sus extraordinarias acuarelas costumbres de la época: el suertero, la picantera, el anticuchero, la tamalera, entre otras.

En los primeros años de la República la vida del Perú va cambiando lentamente, las mismas calesas aún circulaban llevando a las lujosas "tapadas" de saya y manto. Todavía las limeñas se vestían de seda y raso, con fino corpiño y un gusto inmoderado por el perfume y las flores. Su punto de reunión era el puente del Marqués de Montesclaros con la frescura del río Rímac, cantarina fuente de vida para este frondoso valle.

Aún se podían ver apuestos jinetes volviendo de la pampa de Amancaes, cubierta de las doradas flores que resplandecían con el rocío de las tardes de junio, quienes después de haber disfrutado de palmas, guitarras, cajones y marinera, caracoleaban sus hermosos caballos por los polvorientos caminos campestres. Los más variados platos eran parte de esta celebración en la que las mulatas vivanderas, que adornaban sus peinados de coloridos claveles, ofrecían Butifarras, Escabeche, Adobo de chancho, Caucáu, Arroz con pato, Tamalitos, Humitas, Anticuchos, Picarones y abundante Chicha de jora, de Maní, de Garbanzos y la deliciosa Morada con mixtura de frutas y cerezas.

Los limeños tenían fama de golosos y los más variados dulces completaban su menú: Camotillos, Cocadas, Manjarblanquillos, Chancaquitas de Coco y Nueces, Alfajores, Empanadas, Turrones, Revolución caliente, Huevos a la nieve, Champú Agrio, Arroz con leche, Manjar blanco, Suspiros, entre otros.

Lima fue la ciudad más lujosa de América, a ella llegaban las mercaderías importadas de Europa para ser distribuidas en otras posesiones de España, prosperando el gusto por la vida sensual entre perfumes, sedas, y las más finas joyas y platería.

Las fiestas fueron parte de su tradición. Una de las principales fue la de los Carnavales, en los que campeaban los baldazos de agua, los huevos de olor, la pica-pica y la bombilla. Los lecheros y tamaleros de a caballo y burro eran los primeros en ser mojados en aquellas cálidas mañanas de Carnaval. En las noches el desfile de mascaritas y un bello "corso" de pintorescos carros alegóricos, que lucían a sus reinas en contrapunto de belleza, eran esperados por miles de curiosos.

Los Carnavales eran también ocasión para hacer el derroche de buena mesa que caracterizó a los peruanos: el gran Sancochado, la Carapulca, Olluquitos con charqui, Papas rellenas, Pepián de pava, Causa con camarones, Pavo relleno, entre otros potajes que eran parte de este especial menú y eran asentados con el Puro de Ica, mientras se animaba con guitarra y con cajón la infaltable jarana criolla que terminaba a las seis de la mañana con el obligado aguadito de gallina "levanta muertos".

Lima de octubre fue desde la colonia la ciudad del Cristo Morado, que recorre sus calles entre cirios, sahumerios, cánticos y oraciones. Entre el mar humano que acompaña al Cristo de los Milagros, la gente disfruta de los Anticuchos, Picarones y Turrón de Doña Pepa, mientras desde los balcones se arrojan pétalos de flores al paso del Señor en una expresión de pintoresco fervor popular.

Tras la dolorosa Guerra del Pacífico, Lima perdió u olvidó sus viejas galas y se mostró austeramente de duelo. Pasada la tormenta, volvió a resurgir, experimentando nuevamente los halagos del desarrollo económico y social. Se construyeron los edificios del Correo y el colegio Guadalupe. Los primeros tranvías empezaban a circular, los faroles a gas fueron cambiados por focos de luz eléctrica, y los automóviles reemplazaron a las viejas calesas. Pero la afición por la buena mesa no se fue y pronto la que fuera Tres veces coronada Villa de Reyes, se convirtió en el paraíso terrenal de las más variadas comidas, muchas de ellas de origen provinciano: Jaleas, Rocoto relleno, Frijolada, Seco de cabrito, Caiguas rellenas, Patitas con maní. Así como los más variados dulces: Guargüeros, Alfeñiques, Mostachones, Oquendos, Noesnada, Maná, Bienmesabe, entre muchos más, en una tradición culinaria que se enriquece en el maravilloso crisol de sabores y fragancias de ajíes y hierbas serranas, cantúes, especias, olivas, vinos, limones, rosas y claveles, que en perfecta aleación nos proporcionan una vastísima expresión cultural en el arte culinario que coloca a la Cocina Peruana entre las mejores del mundo.

Gloria Hinostroza 13/06/2007


martes, junio 12, 2007

Historia de la Gastronomía Peruana X – La Gastronomía Limeña

Hace varios años, me dediqué a investigar ese inmenso caudal culinario que estábamos perdiendo y algunos platos que aún recordaba. No ha sido fácil, pero me ayuda el “matrimonio” que existe entre la culinaria y yo. Me dediqué mucho tiempo a cultivar este maravilloso arte y esta experiencia me permitió rescatar esas recetas. Entre muchas crónicas antiguas se puede encontrar referencias a potajes que se preparaban y que ya no existen, los cuales he ido reconstruyendo para lograr una investigación que ha dado sus frutos con más de tres mil platos a nivel regional, entre los que Lima tiene alrededor de cuatrocientos. Muchas de estas preparaciones también han ido simplificándose o equivocando sus técnicas hasta el punto de casi desaparecer, por lo que ha sido necesario rescatar los antiguos métodos y adecuarlos a una alta cocina actualizada La cocina limeña nace en nuestro extraordinario pasado prehispánico, sazonada de ajíes y hierbas que le transmiten un incomparable sabor cálido y aromático.

Lima se desarrolló en medio de un fértil valle, de caminos anchos sombreados de árboles, cuyos campos estaban cubiertos de maíz, frijoles, pallares y frutales y en las laderas de sus cerros, las doradas flores de los amancaes. Infinidad de acequias serpenteaban cantarinas, regando sus tierras apacibles y hermosas. “...viven del riego...”, decía Hernando Pizarro.

La cocina inca era variada y nutritiva. Se consumía carne, pescados y mariscos de su amplio litoral, y de su fecunda tierra, maíz, quinua, maní, pallares, frijoles, camotes, yucas e infinidad de vegetales preparados en pungano o barbacoa; cocidos en agua o chupis; apis o cremas; kankas o asados a la brasa; ahumados y en rokros o ajiacos. Las mejores frutas sellaban estas comidas: fresas, chirimoyas, papayas, pepinos, guayabas, pacaes, tunas, piñas, maracuyaes y tumbos, entre otras, teniendo a la chicha como suma y remate de estas delicias culinarias.

Y el río Rímac, “el que habla”, era la fuente de vida para aquel frondoso valle, el lugar de los oráculos donde acudían la nobleza y el pueblo a escuchar la voz del dios Pachacamac o “hacedor del mundo”, en cuyo imponente templo infundía temor y respeto.

A partir de su fundación española, Lima fue bien amada por su fundador, reyes y autoridades, y privilegiada hasta convertirse en el centro comercial más poderoso de la Colonia alcanzando un apogeo que la hacía merecedora de ser llamada “el depósito de todos los tesoros del Perú”.

Sus manjares deliciosos y la belleza de sus mujeres -que lucían magníficos trajes de terciopelo, mantones de Manila y zapatos claveteados de piedras preciosas- el derroche de sus joyas, las bellas casonas y templos, la primera universidad y la primera imprenta, hicieron de Lima la ciudad más importante de América.

Muy pronto, en diez o quince años, los conquistadores pudieron sentarse en mesas fabulosas que reproducían los banquetes palaciegos con un despilfarro en la mesa como signos exteriores de riqueza. Ya entonces los aromas de las especias: canela, clavo, cardamomo, pimienta, cominos, alhucema, azafrán, culantro, tomillo, entre otras, perfumaban las hermosas casas coloniales. Y las carnes de cerdo, cabrito y carnero se mestizaban con los potajes peruanos como la carapulca, que fue la primera que entró en las cocinas españolas, así como las humitas y tamales, la pullanca o guiso de carne, el t’impu o sancochado; también los ajiacos, la causa, los cebiches, el tacu tacu (tacui tacui o todo revuelto, en quechua), la ocopa, las cremas de ají, el pavo relleno, etc.

Los conventos fueron verdaderas factorías de la culinaria. De las delicadas manos de las monjas salieron los más deliciosos dulces y pasteles traídos de Europa y mestizados con productos de nuestras tierras: ponderaciones, picarones, polvorones, ambrosía, huevos hilados, arroz con leche almendrado, leche asada, huevos a la nieve, noesnada, maná, revolución caliente, manjar blanco de leche, de yemas o de frutas, entre otros.

Esta opulencia en la mesa se mantuvo hasta el comienzo de la República y después de la Guerra del Pacífico fue decayendo hasta que, posteriormente, a mediados del siglo pasado, casi desapareció.

.La Cocina Limeña, en suma, está formada por platos propios y regionales que al llegar a la capital son transformados, refinándolos y enriqueciéndolos en un maravilloso crisol de sabores con fragancias de ajíes, hierbas serranas, capulíes, palillos y kantues, unidos en perfecta aleación con especias, olivas, vides y limones; perfumada de rosas, claveles y jazmines venidos de España, que convirtieron a Lima en la Capital Gastronómica de América.

Gloria Hinostroza 12/06/2007

Historia de la Gastronomía Peruana IX - Los Suspiros


Suspiros a La Limeña



Los Suspiros, dulces, leves y delicados, vienen deleitándonos desde tiempos inmemoriales. Los peruanos somos dulceros desde que la caña de azúcar llegó a nuestras tierras generosas que la hizo crecer y destilar su miel de tal forma, que no hubo lugar en el mundo donde se consumiera más. Nuestras abuelas le ponían azúcar a todo e inventaban cientos de dulces que dieron a Lima fama mundial por su extraordinaria dulcería y pastelería.

Los Suspiros a la Limeña nacen en aquella época de boato, en la que siempre había un motivo para celebrar. Este dulce incomparable está hecho de manjar blanco de yemas, merengue y miel de jerez, que nos deleita deslizándose suavemente por nuestros labios, mientras sus fragancias nos brindan la calidez de una anhelada caricia.

¿Por qué se llama Suspiro?

Porque el merengue era llamado suspiro y hubo muchas variedades de Suspiros: de horno, de frutas, de yemas, entre otros. En la actualidad, en las provincias, se sigue llamando suspiros a los merengues.

El Suspiro a la Limeña, es el que se hizo al gusto de las limeñas, como muchos potajes. Se recreó con la gracia y elegancia que adornó a estas damas. Así también nació el picarón, el flan de vainilla, el budín de Chancay, el mazapán de pepas de zapallo o almendras de cajú, el ranfañote, el camote calado, el arroz zambito, la nuez de nogal, las tejas, los limones calados rellenos de manjar blanco, los maicillos y las fachendas, entre muchas otras delicadezas conventuales.

Una evidencia de la presencia del Suspiro a la Limeña en la antigüedad, se encuentra en un artículo que da cuenta de la fastuosa boda de una distinguida dama de la sociedad huaracina celebrada en 1894. Fue la de doña Lucía Ruiz Huidobro del Río, extraordinaria practicante del arte culinario que aprendió como novicia de convento, antes de decidir abandonar los hábitos. La boda fue fastuosa y en ella se presentó ese delicioso postre. Nos cuentan que en total se gastaron cinco mil huevos para los variados potajes que se hicieron, como cuenta el laureado dramaturgo don Octavio Hinostroza Figueroa, en su crónica “Pinceladas Huaracinas”, publicada en la revista Folklore.

El merengue, que compone este dulce, es un postre muy antiguo, se creó en 1700, y el manjar blanco real figura en el Tratado de Simancas, publicado en 1490, en el que se describe el menú palaciego *“…y para el manjar Real vna lybra de aros y vn açumbre de leche y dyes huevos y cinco onças de açucar para facer…”

En 1871 se publicó el libro “Arte Novísimo de Cocina” por la librería de Rosa y Bouret, Paris, en el que ya figuran varias versiones de suspiros, que son recreados en Lima.

También se puede encontrar una receta de Suspiro a la Limeña en el libro de cocina “Bien del Hogar”, que presenta recetas recopiladas en 50 años de actividades de un grupo de distinguidas damas limeñas dedicadas al arte culinario y que fue publicado en 1978 en su quinta adición.

Un buen Suspiro a la Limeña se hace poniendo dos litros de leche entera fresca o dos tarros de leche evaporada con 375 gramos de azúcar, de preferencia en perol de cobre. Se mueve constantemente con cuchara de madera hasta que se espese y si al hacer un surco se vea el fondo de la olla, entonces se le añaden 10 yemas batidas, hirviendo hasta que espese.

Aparte se hace miel con 375 gramos de azúcar y 500 mililitros de jerez, a punto de bola blanda (115°) Batir 5 claras a punto de nieve y verter sobre ellas la miel en forma de hilo, batiendo fuertemente hasta que espese y se enfríe.

Se sirve en una copa de cristal, poniendo el manjar de yemas y encima un copo de merengue, espolvoreando canela molida.
.
¡El Suspiro a la Limeña, es el postre emblemático de Lima y, “por si acaso”, Lima es Perú!

*“…y para el manjar Real una libra de arroz y un azumbre –aproximadamente dos litros- de leche y diez huevos y cinco onzas de azúcar para hacer…”


Gloria Hinostroza 12/06/2007

Historia de la Gastronomía Peruana VIII – El Pisco


El Glorioso Pisco Peruano

¡Oh, nuestros piscos!
¡Oh, nuestras uvas de todos los colores y de todos los gustos y todos los tamaños!
Los toneles enormes.
Las bodegas pletóricas.
Los pámpanos...honestos...castos...taperos...
Los sarmientos robustos como boas, en los campos iqueños, rendidos bajo el peso de apretados racimos tamañazos...

Adán Felipe Mejía "El Corregidor"

Al llegar a estas tierras los españoles se encontraron con cielos de un azul nunca visto, plantas y frutos de fenomenal tamaño, sabores y aromas embriagadores que fueron su sustento hasta que, una vez establecidos, trajeron sus propios alimentos:

La canela, clavo de olor, alhucema, pimienta, cominos, nuez moscada, jengibre, eneldo, cardamomo, y un sinfín de condimentos llenaron los ambientes de nuevas fragancias. Así mismo los cítricos, los olivos, el trigo y las vides dieron aquí mejores frutos que en Europa debido a la destreza en el manejo de la agricultura y al maravilloso sistema de regadío del pueblo inca.

Entre 1551 y 1553, Francisco de Carabantes trajo los primeros sarmientos de uva negra desde Las Canarias. Cuentan que debido al largo viaje, la mayor parte se estos se perdió y sólo quedaron unos cuantos que fueron sembrados en el pago de Tacaraca en Ica y en el Cuzco.

Las primeras parras plantadas en el Perú eran consideradas como tesoros y se cuidaban con guardias armados día y noche. Bernabé Cobo cuenta en sus crónicas que la primera parra que llevaron del Perú a Chile fue vendida en tres mil pesos y cada sarmiento en cien.

Alrededor de 1560 se empieza a elaborar vino en el Perú. Cuentan que en la encomienda de Nicolás de Ribera "El Viejo", en el pago de Tacaraca en Ica, se hacía el vino "aloque", de uva prieta traída por Carabantes. Así mismo, según Garcilaso, en Cuzco, Pedro Cazalla produjo el primer vino fabricado en estas tierras.

Cuenta Von Tchudi: "Llama la atención la facilidad con que la vida se da en estas tierras aparentemente áridas. Basta meter las estacas más o menos a medio pie de tierra, atarlas y abandonarlas a su suerte. Rápidamente echan raíces y dan hojas. Mientras toda la región tiene características de desierto, los viñedos lucen un bello vergel."

De este modo el Virreinato del Perú, que era el más importante de América, fue el primer lugar del Nuevo Mundo en cultivar vides de uvas hermosas, apoteósicas de aromas y sabores que llenaron de color y alegría la campiña iqueña que no tardó en producir vinos. De aquí salieron las cepas que se sembraron en Chile y Argentina.

Cuenta Guamán Poma: "El vino abunda como agua en todo el reino". Fue tanta la cosecha de vides y la producción de vino, que Felipe II prohibió que se hiciese y decretó un fuerte tributo a los vinos americanos para proteger a la industria española.
La variedad de uva traída de las Canarias adquirió en estas tierras benditas de Ica, Moquegua y Tacna, modificaciones sustanciales y nació la deliciosa uva quebranta. Así mismo vinieron otras cepas que originaron las variedades moscatel y mollar, uvas tintas. Albilla e Italia, uvas blancas que maduraron maravillosamente bajo el sol refulgente en una tierra fértil: la Pacha Mama, amada y venerada por los antiguos peruanos que lograron los mayores milagros agrícolas del mundo; regada por el "Unu" o agua sagrada que hace brotar sus frutos en un sistema de regadío sin igual en el universo. Describe fray Antonio de Calancha que en 1639 se elaboraba en el valle de Ica150,000 botijas de vino, de 70 litros cada una. Para cada litro de vino se utilizaba dos kilos de uvas, por lo que significaba una producción de 21 millones de kilos de uvas.

A raíz de la prohibición antedicha, se empieza a destilar el aguardiente de uva en el Perú, y éste resulta extraordinario debido al sabor y dulzura de las uvas.

La vendimia marca el inicio de la destilación con la recolección de racimos maduros que se convierten en mosto durante la pisa en el lagar. Luego se cuela para separar el orujo, entonces se inicia la fermentación "tumultuosa" por medio de microorganismos naturales llamados levadura alcohólica. Este proceso dura 15 días y emite un sonido llamado "sinfonía del vino". El mosto fermentado se lleva al alambique para el proceso de destilación. A las cuatro horas empieza a chorrear el pisco "calientito" llamado "chicharrón".

El pisco mas apreciado es el Puro hecho de uva quebranta; el Italia, es aromático y se hace con uva Italia. Otros son el Albilla; el Moscatel; el especial Mosto Verde, que se hace con el mosto a mitad de la fermentación, y el Acholado que resulta de la mezcla de éstos.

Von Tchudi opina "Las uvas son de excelente calidad, muy jugosas y dulces. De la mayor parte se destila aguardiente que, como se comprenderá, es exquisito. El aguardiente común se llama Pisco porque es embarcado en ese puerto". Y agrega Ángeles Caballero: "El valle de Pisco sigue siendo el más abundante en vinos. Dase allí uno que compite con nuestro jerez: el llamado aguardiente de Pisco, que es uno de los licores mas exquisitos que se beben en el mundo."

Pisco es el puerto de la zona de Ica que fue utilizado para los barcos veleros que, según Hans Horkheimer existieron en la zona de Ica en el Perú precolombino, cuyas evidencias las constituyen los remos orzas -131 ejemplares de gran dimensión, así como los timoneles, huaras o centerboards (orzas de deriva) que se encuentran en el Museo Etnográfico de Berlín y en los museos de Antropología y Arqueología de Lima, así como en el Museo Regional de Ica.

Se cuenta que el Inca Yupanqui, el más grande conquistador del Tahuantinsuyo, emprendía largos viajes por mar que duraban varios meses y debió utilizar el puerto de Pisco para embarcarse.

Los piscos son aves que habitan en la zona del puerto y los pobladores también habían adoptado ese nombre. Como en otros casos, los antiguos peruanos llevaban los nombres de comidas o animales útiles: como Guamán Poma (halcón-puma); Atahualpa (gallina); Tupac Amaru (culebra-serpiente); Ayarmacas (quinua- maca) y muchísimos más.

Los piscos que eran grandes ceramistas, como los demás integrantes de las etnias que habitaban esa región, fabricaban unas botijas donde maduraban la chicha, licor fino fabricado por las mamaconas para el consumo del inca y la nobleza. Estas vasijas eran de forma cónica, con una punta que se introducía en la arena para obtener una temperatura pareja. Estaban revestidas internamente con cera de abejas, y a los españoles les cayeron como anillo al dedo y las adoptaron para transportar vinos y, más tarde, el aguardiente de uva que fue llamado PISCO.

El incomparable Pisco peruano, es extraordinario por sus propiedades y sabor inigualable. Las uvas de donde proviene alcanzan en la zona de Ica y Moquegua un dulzor y aroma que no se da en otros lugares. Esta cualidad de la fruta produce un aguardiente único, cuya calidad se puede probar poniendo unas gotas en la palma de la mano, la que se frota y al eliminar el alcohol debe quedar la fragancia de las uvas. Así también al agitar la botella se forma el "cordón y rosa" -globitos y remolino. Además, del interior de la botella, se desliza en gotas densas "la glicerina" que certifica, para los conocedores, la autenticidad del Pisco.

Un buen pisco pasa por la garganta suavemente, sin agresividad y provoca un calor placentero en el interior. Si no se mezcla con otros productos no causa ningún estrago al organismo, es decir, no hay "resaca".

El Pisco Sour, es la bebida más practicada y consumida en el Perú. Nacida a comienzos del siglo pasado, en el Morris Bar, y luego el Hotel Maury; mezcla en perfecta aleación nuestro pisco incomparable, que tiene que ser el Puro, sin mucha fragancia, con el peruanísimo limón de Chulucanas, que a pesar de venir de Ceuta, adquiere en estas tierras un sabor y calidad especiales.

Todos los países del mundo tienen su típico licor.
¡El Perú tiene el Pisco!
Que nos embriaga y nos hace felices...
Que repone nuestras fuerzas...
Que aleja el pesimismo mientras
entra en nuestro corazón pujante el optimismo...
¡Hagamos más Pisco Sour!
¡Bebamos más Pisco Peruano!

Gloria Hinostroza 12/06/2007

Historia de la Gastronomía Peruana VII - La Pachamanca


Pachamanca, la "Olla de Tierra", donde se funden las fragancias de las carnes adobadas en ajíes, hierbas y chicha fuerte; papas recién cosechadas, choclos tiernos de granos apretados y dulces, envueltos en hojas aromáticas de marmaquilla y achira; kalas o piedras calientes con el sublime condimento de la tierra mojada y de las hojas chamuscadas.

La Pachamanca es el más antiguo potaje de la Cocina Peruana, que inicia su arte culinario antes que existiera la cerámica, usando un hoyo en la tierra como olla.

Las kalas o piedras calientes que la revisten, fueron otro de los medios que ingeniosamente se utilizaron en tiempos remotos, tanto en la Pachamanca como en las watias, en las que estas piedras precalentadas se introducían en el vientre de animales que se debían cocer o dentro de mates que contenían carnes y verduras en un medio líquido y que se iban reemplazando durante la cocción.

Para hacer la Pachamanca se abre un hoyo en la tierra mojada, mientras se lavan piedras medianas y algo achatadas que deben colocarse formando una bóveda dentro de la cual arden alegres leños que chisporrotean, mientras se encienden y calientan las kalas que deben quedar blanquecinas antes de cubrir la cavidad. Luego vienen las hojas de achira y marmaquilla, las carnes de chancho, cabrito, carnero, cuy y gallina tierna; adobadas toda la noche con ajíes molidos, huacatay o chincho; pimienta, sal, cominos y chicha fuerte. En seguida van papas, camotes, choclos, habas con su vaina, humitas y más hojas; piedras, mucha tierra y costales mojados para que no escape el calor.

Durante la espera, de tres o cuatro horas, debe haber buena bebida: chicha de jora, pisco puro de Ica y cerveza; guitarras y cajones que hagan grata la espera en medio de bailes y desbordes de alegría.

Luego viene lo bueno: desenterrar ese tesoro culinario que impregna el ambiente de fragancias insospechadas, mientras van apareciendo los manjares entre las hojas chamuscadas y el olor a tierra mojada que le da la mejor pincelada de sabor a esta obra maestra de la Cocina Peruana.

Gloria Hinostroza 12/06/2007

lunes, junio 11, 2007

Historia de la Gastronomía Peruana VI - El Lomo Saltado

El Lomo Saltado es la debilidad de los limeños que esperan golosos su plato preferido, mientras sus papilas gustativas se estimulan con las fragancias de los daditos de lomo marinados en sillau y pimienta, flambeados al pisco y de sus cebollas crocantes, gajitos de tomates, su infaltable ají y cebollitas chinas, esparciendo sus aromas incomparables.

No pueden faltar sus papas amarillas fritas. ¡Amarillas tienen que ser¡ Por que tenemos que mostrar al mundo ese regalo que nos ha dado Dios a los peruanos. Las papas amarillas no existen en otros lugares, además, cuando se fríen quedan más crocantes y sabrosas que otras. La papa amarilla, como yema de huevo; deliciosa, sabrosa e incomparable, es un privilegio de los peruanos, que la heredamos de aquellos portentosos hombres que habitaron el Perú antiguo y transformaron cientos de alimentos, y que gracias a ellos hoy podemos consumir.

Hace alrededor de cien años nace el Lomo Saltado en las fondas chinas. Se le llamó Lomo revuelto o Lomo con todo. En algún momento se le añadieron las papas fritas y se convirtió en un símbolo de la culinaria nacional.

Actualmente se hacen recreaciones del Lomo Saltado como el pollo saltado, saltado de conchas y camarones, pulpito saltado, y todas las variantes que su imaginación desee.

El lomo saltado viene bien como un “piqueo”, con un Pisco Sour, o una cervecita. Como plato de fondo se luce en los mejores banquetes y como plato cotidiano, siempre es bien recibido.

Gloria Hinostroza 11/06/2007

sábado, junio 09, 2007

Historia de la Gastronomía Peruana V - El Sancochado Limeño






"El encuentro de dos mundos" se da en el glorioso Sancochado peruano, fragancioso y suculento, que nace del T'impu de los incas y del Cocido español.

El verdadero Sancochado, el "bueno", perfumaba las casas antaño en una verdadera fiesta de sabores con sus carnes variadas, sus hermosos choclos de dientes apretados, incomparables papas, yucas y camotes; perfumado con membrillos, duraznos y perillas. No podía faltar ajos enteros y cebolla de rabo; un ají entero que no debía reventarse, poros, tomates y un apio con sus hojas; zanahorias, ramito de perejil, culantro y hierbabuena; unas cuantas pimientas enteras, garbanzos, un poquito de arroz y una hermosa col crespa para rematar este opíparo y nutritivo plato nacional.

El día del sancochado era especial, se compraba muy temprano la carne gorda de calidad "extra", huesos de manzana, que son la base de este plato, luego venían cogote, cola y falda de buey, más tarde se agregaba carne de pecho, gallina tierna y chuletas de cerdo. Todo, muy bien espumado, hervía borboteando por tres o cuatro horas para luego agregar las verduras y las frutas. Cuando ya estaba listo, su fragancia se sentía a muchas cuadras.

Las carnes se servían en una fuente junto con las papas, yucas, camotes, choclos y frutas; el caldo venía en sopera tapada que no podía contener su fragancia que escapaba para deleite de los comensales.

No podía faltar las salsas: la criolla con cebollas, ají y tomates picados, queso fresco en daditos, jugo de limón, sal, pimienta y aceite de oliva; así como la de ají verde o limeño, que se hace salteando el ají con ajo entero, aceite, sal y pimienta, todo hecho crema.

Cuentan los cronistas de un plato precolombino llamado T'impu, hecho con carnes rojas de las de este reino de los incas: alpaca o llama; además de nuestras papas, yucas y camotes, arracachas, choclos y hierbas fraganciosas y digestivas como la marancera o sachaculantro, muña o menta andina y camash.

El Cocido español que nos trajeron hace casi quinientos años, se hacía con carne de res, jamón, tocino, chorizos, huesos de res, zanahorias, poro, nabo y repollo. En la actualidad se sigue haciendo con la adición de papas o "patatas".

Estas dos preparaciones se mestizaron, como sucedió con todo lo existente, tanto en América como en el Viejo Mundo, cuyas culturas se fundieron y ya no fueron las mismas, naciendo así el incomparable Sancochado Peruano.

El Sancochado Peruano, que describimos, se está perdiendo, como muchas preparaciones que van cayendo en una triste simplificación que los hace perder su calidad. Es por lo tanto necesario preservar nuestro valioso patrimonio cultural: la Culinaria Peruana, que nos distingue; como cuentan las poéticas crónicas de Adán Felipe Mejía que nos dice: "País sin culinaria no es país. Hay países con "platos". Otros tienen "cocina".

¡Nosotros tenemos Culinaria!

Gloria Hinostroza 09/06/2007

viernes, junio 08, 2007

Historia de la Gastronomía Peruana Parte IV - La Causa




La causa es un plato exquisito que nace del refinamiento de un rokro, Es suave y delicada y está hecha de papas amarillas y ají. Es “la crema y nata” de los mejores potajes peruanos cuya innata sencillez proviene de la genial pincelada del arte que caracterizó a los antiguos peruanos. Además, su origen mítico la relaciona con los dioses que la protegen, porque la papa o kausac (lo que da vida), proviene de la uku -pacha o tierra de abajo y está protegida por la diosa Oxomama, por los apus y por los auquillos que aseguran su existencia; así como por los ucu pacha runa chacuna o duendes que la cuidan.

No hay nada más peruano que la papa, domesticada hace miles de años por esos portentosos hombres que habitaron el reino del Perú o Pirue, que significa el "Almacén de todas las cosas".

La papa fue el principal alimento de los antiguos peruanos, que llegaron a tener más de mil especies.

Esta vastísima producción permitió que se utilizaran las diferentes variedades de papa en preparaciones exclusivas como la papa Huajra, que se consumía hervida; la papa Kati; la Imilla, que se usaba para sopas; la Compis para rokros; la Yana Compis para watias; o la Mallco para chuño.

Se hicieron innumerables preparaciones como la Carapulca o Kalapurka, hecha con cucupa o papa seca tostada, maní, ají y carne; la papa Waiko o papa sancochada acompañada de ají molido; La papa Chunya, hervida y luego soasada; la papa Watia, cocida en piedras calientes o kalas; el P'uti o P'octe, papa con picante de verduras, que ahora se hace con queso; el Chairo, sopa de cucupa o papa seca con chuño; así como el Rokro o Ruxru de papa sancochada mezclada con ají, que ahora tomó el nombre de Causa y es uno de nuestros mejores platos.

La Causa se prepara en innumerables versiones: causa colonial con escabeche de camarones, o rellena de langostinos, o de mariscos; de trucha rosada, o de cangrejo y de camarones, palta y verduras variadas o en salsa huancaína o crema de rocotos.

Nos cuenta el Corregidor Mejía:

"Es colorista, suntuosa,...y aparece aplastada por un vistoso capote de cebollines vinagretes, camarones rosados, queso, aceitunas, pequeños trozos de pescado frito y moro camote endulzador..."

Gloria Hinostroza 08/06/2007

jueves, junio 07, 2007

Historia de la Gastronomía Peruana Parte III -El Cebiche


Entre las maravillas que el Perú ha regalado a la humanidad está ¡El cebiche! el plato nacional más conocido y practicado en el mundo.

Fresco, reconfortante, fragancioso, con sus trocitos de pescado nadando en la extraordinaria "leche de tigre", ostentando los mejores frutos que produce esta tierra: choclos dulces de dientes grandes y apretados, alimento sagrado de nuestros antepasados; deliciosos camotes melosos, para contrastar con el sabor del ají limo o arnauchu y del rocoto; es el limón piurano su ingrediente principal, sin dejar de lado la naranja agria de Huacho.

Cuenta la leyenda que hace miles de años, el dios Kon creó el cielo, el sol, la luna y las estrellas con su sola palabra, y así también fueron creados los peces, alimento de los hombres. Mamapukya o Cochamama era la madre de los mares, ríos, lagunas y manantiales y Urpayhuachac o Si era la fecunda madre de los peces y poseía un estanque que contenía todas las especies de ellos en el templo de Pachacamac.

Por Francisco de Xeres, secretario de Pizarro e historiador de la Conquista del Perú, se sabe que las carnes y pescados se maceraban y se comían crudos, dándole así la paternidad al Perú de este extraordinario potaje. Salomón Melchor añade que se utilizaba para el cebiche precolombino el jugo de tumbo. También se sabe que se marinaba en vinagre de chicha y que se aliñaba con ají y hierbas.

El ají, planta venerada en el nombre de Ayar Uchu, uno de los cuatro hermanos que fundaron el Cuzco, fue insustituible en la comida de los peruanos.

¿Cómo sería nuestra vida sin ají? Los hay rojos como rubí, o amarillos, anaranjados, lilas, azules, verdes; todos ellos alcanzando su esplendoroso color bajo los rayos del sol, el dios "Inti", que convirtió todos los alimentos, antes incomibles, en el sustento de los "runas", hombres recios de estas tierras.

En la actualidad, el cebiche se hace en cada rincón del Perú, con las variantes que se producen en las distintas regiones que lo proveen de ajíes variados: limo, arnauchu, mocherito, micucho, además de choclos, camotes, sarandajas, mote, naranjas agrias o limones "sutiles".

En el norte se hace cebiche de conchas negras y conchas huequeras, conchas de pala y langostinos, mero murique, ojo de uva y tollo mantequero, entre otras muchísimas especies marinas que producen sus generosos mares. En el sur abundan los lenguados, corvinas y conchas de abanico, principalmente y en sus ríos, el incomparable camarón peruano.

¿Qué haríamos sin cebiche?

El cebiche se ha convertido en el emblema nacional de nuestras comidas. Se "pica" un cebiche a media mañana, se come un "cebichito" para empezar el almuerzo, se celebra una alegría con un cebiche y mucha cerveza.

¡El cebiche siempre es bienvenido!
¡Los peruanos amamos el cebiche!
¡El Perú es cebichero!


Gloria Hinostroza 06/06/2007

miércoles, junio 06, 2007

Historia de la Gastronomía Peruana - Parte II

El comer y beber fue para los antiguos peruanos un acto solemne de amable comunicación.

El beber constituía un ceremonial que se iniciaba con la tinka o pago a la tierra, que consistía en echar unas gotas de chicha al suelo, luego todos bebían de una sola vasija o anccosani, costumbre que perdura hasta nuestros días, sobre todo en las provincias.

El poblador prehispánico nunca bebía agua cruda pues cuando viajaba llegaba a algún tambo donde encontraría chicha. Esta costumbre tuvo como motivo fundamental el evitar enfermedades transmitidas por el agua, según Antúnez de Mayolo.

La chicha cumplió así funciones mágicas, ceremoniales y alimenticias. Nos cuentan en la Relación de las Costumbres Antiguas, escritas por el “Jesuita Anónimo” que: "La bebida era de fabricación casera y la había de diversas calidades. Las doncellas encerradas por el inca, que los españoles llamaban mamaconas monjas y se dedicaban al culto, entre otras cosas aprendían a tejer y brostar (bordar), a hacer vinos preciosos y manjares delicados."

En el antiguo Perú de los Incas, que alcanzó los más altos niveles artísticos del continente en orfebrería, textilería y cerámica, que atestiguan su refinamiento y cultura; se practicó el sibaritismo con un lenguaje que lo evidencia, en el que cuntoni era el aroma de las viandas sazonadas y frutas sabrosas; huptasca lo delicioso y adobado; paru lo tostado y sazonado; micuy cuna, algo apetitoso.

Estaban destinados al inca y su familia los mejores alimentos: el hakechallwa o dorado era el pez de río preferido (aún se encuentra en Huánuco) Las langostas y peces de mar eran llevados frescos al Cuzco por los chasquis, los camarones eran también su manjar preferido, el venado o taruca exclusivo para la nobleza, el ñuñuma o pato peruano que fue domesticado por los incas y la perdiz que fue criada en forma extensiva e intensiva en el Tawantinsuyu. Además de tener los incas una producción general agropecuaria aún no superada.

"Los aproximadamente ocho mil españoles que realizaron la conquista del Imperio de los Incas (1532-1544), no llegaron solos. Con ellos vinieron hombres de varias partes del mundo...", cuenta Juan José Vega.

Cuando llegan los conquistadores encuentran una variada despensa a la que tienen que recurrir para sobrevivir y los alimentos son citados comparados con los por ellos conocidos. Cuenta Pedro Cieza de León de una planta llamada papa que era, con el maíz, principal elemento de la cocina de los indios y son "tiernas como las castañas".

Dice Fernández de Oviedo en su Historia Natural de las Indias, que “el aje o boniato es muy bueno asado y también en la olla, pero que la batata o camote es más delicada y melosa#. Y es así como los europeos encuentran aquí un sinnúmero de productos desconocidos, que junto con cielos y mares, de un azul nunca visto antes y una geografía de belleza desbordante, abren una nueva forma de vida para ellos y para los habitantes de este Nuevo Mundo.

La historia nos habla de una enorme revolución cultural que se produjo a raíz de este fenomenal intercambio entre las despensas de América y Europa.

Según Xavier Domingo, "La cocina española tal y como la conocemos hoy, no existiría sin el aporte de productos llevados a Europa desde lo que se llamó las Indias. De hecho, sin las importaciones de estos productos no existiría ninguna cocina europea. Ni franceses, ni italianos, ni alemanes o británicos, ni los españoles pueden hoy vanagloriarse de la antigüedad de sus cocinas, porque su actual antropología culinaria y su gastronomía deben la viabilidad de su recetario e incluso la popularidad universal de sus platos populares más significativos a la presencia de elementos desconocidos por ellos antes de 1492..."

Fue para América también trascendental la llegada de olivas, trigo, vides y sus derivados. Azúcar, carnes y las preciosas especias, tan valiosas como las más finas joyas.

En los primeros momentos de su llegada, los conquistadores se alimentaron con lo que el nuevo mundo les ofrecía, pero luego de establecerse fundaron varias ciudades y la capital, Lima, en la que se trazó una plaza mayor y se construyeron a su alrededor treinta y seis casas hechas con lujo y esplendor. Luego trajeron las primeras damas españolas que empezaron a requerir de comestibles europeos, por lo que empezaron a llegar barcos cargados de trigo, centeno, garbanzos, especias, azúcar, vinos, quesos, aceitunas y semillas que más tarde serían sembradas en estas tierras con excelentes resultados porque superaron en calidad a los productos originales.

Nos cuenta Xavier Domingo: "Muy pronto, en diez o quince años, los conquistadores pudieron olvidar por completo las privaciones de la guerra invasora y sentarse en mesas fabulosas que reproducían en toda la medida de lo posible la de los palacios de la nobleza europea... Entonces, ya se ha producido el mestizaje en la cocina o, mejor dicho, la apropiación de lo indígena por los invasores"

Así empezó la transformación de la cocina de América, mestizando todos los potajes autóctonos con carnes de cerdo, cabrito, carnero, res, quesos, leche, y especias que llenaron los ambientes de fragancias nunca antes sentidas en estas tierras: la canela, clavo de olor, pimienta, cominos, pimienta de chapa, jengibre, cúrcuma y nuez moscada, utilizados en todo tipo de potajes, dulces y salados.

Los platos europeos se hicieron en muchos casos utilizando productos autóctonos y así nació el Ají de Gallina, Arroz con Pato, Adobo de Cerdo, Escabeche, Seco, Bienmesabe de Camote, Pastel de Choclo, Calabazate, Cabello de Ángel, Maná (hecho con pepas de zapallo en vez de almendras), Picarones, entre muchísimos otros.

Se mestizó rápidamente la Carapulca, con carne de cerdo y especias, las Humitas se transformaron en Tamales, la Ocopa se convirtió en una salsa riquísima con queso, leche y aceite, además de sus ingredientes autóctonos. Nace también la Causa, del refinamiento de un rocro o ajiaco; se perfila el Cebiche con su limón ceutí ajo y pimienta. El azúcar, deleite de los seres humanos, entra en nuestras cocinas con inusitada aceptación, adueñándose de los paladares criollos con una inmensa cantidad de dulces de refinada elaboración: Alfajores, Pestiños, Maná, Mazapán, Buñuelos, Bollitos, Polvorones, Karamanducas, Huevo Chimbo, Ante con Ante, Arroz con Leche Almendrado, Mazamorras e innumerable variedad de postres que desarrollan su máxima perfección en los conventos, de las delicadas manos de las monjas, finas damas de las mejores familias que se dedicaban al arte culinario como parte de su educación.